lunes, 18 de abril de 2011

Me sorprende la audacia de mi sueños falaces, de mi sonrrisa de niña perdida en el tiempo, de mi reacción tardía a la apatía...¿Qué mas da? No soy aquella, por más que intente, incluso mi romántico optimismo se ha visto desgastado con tantos idilios, con la tortura de entregarlo todo y quedarme con casi nada.
La cautela de mis pasos, el acecho de mis miedos, las notas de canciones tristes que atenuan de vez en cuando el regocijo apremiante de mis horas de ocio; el desacelerar de mis latidos, el forzado control de los rubores vacilantes en mi rostro. Nada de esto es como solía ser, me siento ajena a mi misma en cierta forma; por un lado ha sido un avance y por una circunferencia andante.
En algún lugar una parte de mi se perdió...la inocencia, la entrega, la esperanza y la aventura fueron aplacados por las malas experiencias, las perdidas aparentemente innecesarias, el miedo y la paranoia.
Otra lucha contra la apatía conjunta a la incesante búsqueda de lo perdido en el camino lleno de rosas y espinas, una nueva batalla por un corto futuro más cualitativo...ha de ser iniciada ya.

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