que escucho tus gélidos pasos andar.
Siento temor de verte rondándome,
pero no por tu lúgubre figura
No le temo a tus garras, ni a tu hoz
se que no es a mi a quien vienes veloz,
entre las sombras casi flotante;
te siento cerca ¿pero que haces aquí?
creo que no es el tiempo este,
en que te lleves de mis huestes
quizá a mi combatiente más saliente.
¿Que batalla me aseguras?
¡esto es una locura!
Te digo que te vayas ¡ya!
no eres bienvenida aún,
¡esto es una locura!
Te digo que te vayas ¡ya!
no eres bienvenida aún,
tan vieja, como nueva amiga
no os requiero tu servicio aún
No tienes que mirarme con recelo
si no es a mi a quien debes obediencia,
que no soy digna de tu misericordia.
Pero te ruego, te ofrezco el alma en deuda
no arranques lo último que me queda.
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