lunes, 20 de septiembre de 2010

Vivo al acecho de reglones contundentes para esos espacios vacios.
Me aquejan estas horas de paciente espera, de silenciosa agonía,
me pierdo en el ir y venir de los dias, hasta la hora preciada,
la ahora angustiosa, necesitada, anciada...
Me regocijo en cada letra, sílaba, palabra...leo de golpe cada oración
me ahogo y me hundo cada vez más profundo, un poquito más.
Me hago pedazos una y otra y otra vez, perdiendome más, un poco más
en el recorrido que traza imaginariamente el vacio desde mi pecho hasta la garganta.
Este nudo me corta el cuello, los pulmones y las pupilas se dilatan, pero no, no lloraré... cada ácida gota derramada tiene reservadas una zona especial en mi lecho, la almohada.

Lo exánime de mis ojos podrían decirlo todo...y todo es poco, insignificante.

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